‘consiste en tratar de influenciar’ – The Intelligencer

Filmmaker Doris Liu watches intently from a front-row seat at the world premiere screening of her documentary, In the Name of Confucius, at Downtown DocFest on Friday March 3, 2017 in Belleville, Ont. The film explores the growing global controversies surrounding China's multi-billion dollar Confucius Institute. Tim Miller/Belleville Intelligencer/Postmedia Network

(La cineasta Doris Liu mira atentamente a la pantalla sentada en la primera fila el día del estreno mundial de su documental, En el Nombre de Confucio, el 3 de marzo de 2017, durante el ‘Downtown DocFest’ en Belleville, Ontario. La película explora la creciente polémica mundial que rodea los multi-billonarios Institutos Confucio chinos. Tim Miller/Belleville Intelligencer/Postmedia Network)

Que una potencia extranjera haya tomado como objetivo a los escolares canadienses y conspire para extender su influencia, suena como un complot propio de una película de Hollywood.

Pero para la cineasta chino-canadiense Doris Liu es algo muy real, que quizás tenga lugar más cerca de tu hogar de lo que te esperas.

El estreno mundial de su película, En el Nombre de Confucio, se celebró en el ‘CORE Centre’ como parte del ‘Belleville Downtown DocFest’.

La cinta detalla la trama misteriosa del misterio que rodea el programa multi-billonario de los Institutos Confucio (IC) del régimen chino.

No es posible tomarse en serio realmente que este programa se creó para enseñar el idioma chino y fomentar la cultura china fuera de las fronteras del país asíatico.

Estos institutos, los cuales están actualmente integrados en cerca de una docena de escuelas diseminadas por Canadá, son financiados y controlados directamente por el estado chino, que tiene la potestad sobre el programa de estudios.

La parte central del documental la constituye Sonia Zhao, una profesora que salió de China para trabajar en un IC de Canadá.

Zhao es una practicante de Falun Gong, un sistema de creencias que ha sido brutalmente perseguido por el gobierno chino desde finales de los 90. Los practicantes de Falun Gong son habitualmente encarcelados y, según algunos informes, son víctimas de sustracción forzada de órganos.

“He estado escondiendo mi creencia durante muchos años”, explica Zhao en la película. “Pero no esperaba que después de salir al extranjero, a un sitio donde creía que existía libertad, todavía siguiera sujeta a restricciones”.

Cuando firmó su contrato de empleo quedó aterrada, cuando encontró que tenía prohibido ser profesora si era practicante de Falun Gong o tenía alguna relación con ellos. Asuntos como el Tibet y Taiwán también se consideraban tabú.

Zhao, ante la cámara, manifestó que era un ejemplo de como los IC exportan la persecución a Falun Gong de China a los países extranjeros de manera encubierta.

“Requieren que te mantengas alineado con los ideales del partido comunista”, agregó Liu, en la sesión de preguntas y respuestas después de la proyección.

“Cuando empecé a hacer esta película no tenía ni idea de en qué consistían los Institutos Confucio”, añadió. “Solo pensaba que los IC eran escuelas que enseñaban cultura e idioma chinos. Eso era todo”.

Una reunión con Zhao provocó que Liu excavara bajo la superficie de los IC.

Me quedé estupefacta, como china, me quedé atónita”, comentó Liu a la audiencia del CORE Centre.

“Existen muchos secretos detrás de la aparentemente benigna escuela donde se enseñan cultura e idioma de China”.

“Y así fue como emprendí este camino, y no es un camino fácil, pueden estar seguros”.

La película muestra alguna de la propaganda existente en los materiales de los IC. Libros de texto que ensalzan la doctrina del presidente Mao se enseñan a los niños de Toronto, por ejemplo.

Una gran parte de la cinta está dedicada a la batalla entre los IC y la Junta del Distrito Escolar de Toronto (TDSB, por sus siglas en inglés) a causa de estos materiales. Una lucha que empezó cuando el entonces presidente del TDSB, Chris Bolton, desestimó sin pensárselo dos veces las inquietudes planteadas por la cineasta antes de echarla de su oficina. Y terminó con un Bolton resignado bajo el peso de la polémica y una junta que votó a favor de cortar cualquier vínculo con los IC.

“Muchos de los conceptos son diferentes de los conceptos internos de Canadá, o de cualquier otro país de occidente”, dijo Liu refiriéndose al material de los IC. “Pero también esto puede suponer un problema, porque en China el sistema político es completamente diferente y la ideología es completamente diferente. Es comunismo, es un gobierno dictatorial”.

“La herramienta más básica de la propaganda es la educación”.

“Desde el jardín de infancia a la universidad, en cada curso se imparte propaganda comunista”.

“El idioma puede encauzar los pensamientos, lo cual es algo muy poderoso”.

Liu explicó que la sola idea de que los materiales de enseñanza fueran gratis y los profesores del sistema educativo que mueve mucho dinero en efectivo era suficiente para que algunos de los funcionarios hicieran la vista gorda.

Un miembro de la Junta TDSB menciona en el largometraje: “A caballo regalado, no le mires el diente”. Pero en esta ocasión se trata de un caballo de Troya.

“Así que tenemos dinero, profesores y libros de texto. El gobierno chino te provee de todo lo necesario para establecer un plan de estudios del idioma chino”, concretó Liu.

“Todo lo que necesitas poner a su disposición son escuelas y estudiantes. Solo necesitas aceptar que el régimen chino te proveerá desinteresadamente”.

“¿Quién se opondría al intercambio cultural? ¿Quién se opondría al intercambio de idiomas?”, añadió Michel Juneau-Katsuya, ex jefe de los Servicios de Inteligencia Canadienses de la región Asia-Pacífico, que también asistió a la proyección ese viernes. “¿Quién se opondría a un intercambio amistoso entre países? Solo un tonto se opondría a esas cosas”.

“Todo este juego consiste en tratar de influenciar”.

Juneau-Katsuya afirmó que los IC realizan “actividades de espionaje”.

“Ya están literalmente aquí, no solo intentando infiltrarse en la mente de las personas, de los canadienses de la comunidad china, sino que activamente también están llevando a cabo espionaje económico, político e intentando lograr las mayores ganancias posibles, desarrollando estrategias a largo plazo para los que denominamos ”agentes influyentes’”.

“El estado chino no piensa en años, piensa en generaciones”.

“Si he aprendido algo en mis años trabajando en el departamento asiático es que el gobierno chino comprendió hace mucho que la influencia es más poderosa que el control”.

Actualmente existen 12 IC activos en Canadá. Uno en la Junta Escolar de Coquitlam, de la Columbia Británica, y once universidades más repartidas por todo el país.

Aquí puede encontrar más información sobre En el Nombre de Confucio: http://inthenameofconfuciusmovie.com/es/

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Por Tim Miller, tjmiller@postmedia.com         Domingo, 5 de marzo de 2017

Lea este artículo en The Intelligencer: http://www.intelligencer.ca/2017/03/05/its-all-a-game-of-influence

 

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